Los objetos técnicos y los organismos tecnificados. Reflexiones filosóficas, estéticas y políticas sobre la técnica

Proyecto PID 2011-2012, prorrogado 2013-2015
FAMAF/CIFFyH, UNC.
Director: Dr. Javier Blanco.
Financia: MINCyT Córdoba. Res. 113/2011.

El presente proyecto apunta a establecer un programa de investigación sobre la relación entre naturaleza, cultura y técnica. Tradicionalmente la naturaleza y la cultura se han considerado como ámbitos diferenciados y opuestos. Y es en esta distinción donde la técnica adquiere un lugar central. En el pensamiento occidental la técnica ha sido interpretada de distintas maneras: desde una subordinación con respecto al conocimiento verdadero (episteme) en la antigüedad, pasando por un optimismo en tanto posibilidad de dominación de la naturaleza en el Renacimiento y la Ilustración, hasta la ambigüedad y desasosiego romántico. No obstante, recién en el siglo XIX con Ernst Kapp (1877) se elabora una “filosofía de la técnica”.

Donde pueden distinguirse dos posiciones antagónicas en relación a ésta. Por un lado, una actitud que puede denominarse “crítica” donde podemos identificar a José Ortega y Gasset (1939) quien aborda el problema de la técnica desde una perspectiva antropológica donde ésta muestra la capacidad humana de adaptar la naturaleza a las necesidades del hombre. Martin Heidegger (1954), partiendo de su concepción de la verdad (alétheia) como desocultamiento, considera que el hombre ha dejado de escuchar el ser para dedicarse a adueñarse del ente. En consecuencia, la técnica es el resultado del “olvido del ser” que ha conducido al hombre a dejarse atrapar por las cosas, lo que ha provocado una concepción del mundo como un objeto que debe ser explotado y dominado. Desde una visión también crítica, pero de carácter social e histórico del desarrollo tecnológico se encuentran las reflexiones de Lewis Mumford (1971) quien destaca la inexistente pretendida neutralidad de la técnica y de la ciencia, y señala las conexiones entre ésta, el poder, los intereses de las clases dominantes y la ideología. Jacques Ellul centra su investigación en los cambios introducidos por la técnica en otros ámbitos, como son la producción de nuevas condiciones psicológicas y políticas, lo que sugiere que la acción técnica, en la medida en que se basa en determinados valores posibles, conduce a distintas formas de ser en el mundo. Advierte la posibilidad de la superación de los sistemas políticos por una sociedad tecnocrática que condicionaría el desarrollo humano oponiéndose a la idea de neutralidad de la técnica. Por otro lado, una actitud optimista con respecto a la técnica (Marshall McLuhan, Manuel Castells, Derrick de Kerckhove). Desde una perspectiva cultural, esta distinción ha sido planteada por Umberto Eco como la oposición entre “apocalípticos e integrados”. Como señala Chiappe “A partir de la década de los ‘60, del siglo XX, comienza un giro importante en el planteamiento del problema de la tecnología. Ahora adquiere un carácter más popular y, al mismo tiempo, se difunde una línea de análisis más propiamente técnico. Es éste un período en que la tecnología empieza a colocar se en un lugar cada vez más importante en la sociedad. De esta manera, junto a los aprensivos y a los críticos de la tecnología (los apocalípticos) empiezan a aparecer quienes ven con entusiasmo el desarrollo tecnológico (los integrados). Y, entre ambos extremos, aparece una vasta variedad de posiciones con multiplicidad de matices y enfoques”.

Más allá de las mencionadas diferencias, lo que tienen en común ambas posiciones es que parten de una dicotomía entre cultura y naturaleza. Nuestra perspectiva rechaza esta oposición. Evidenciamos una imbricación entre cultura y naturaleza donde las fronteras entre una y otra se hacen difusas. En consecuencia, la técnica no debe ser entendida como un instrumento que media entre ambas dimensiones. Por el contrario, la técnica necesita ser redefinida. La noción de “objeto técnico” propuesta por Simondon hace referencia a la inserción del objeto técnico en la cultura, donde debe reconocerse la “realidad humana” presente en el mismo. Ahora bien, esto no significa “humanizar el objeto técnico”, sino más bien indagar sobre el lugar que este ocupa en la cultura como también establecer su relación con la naturaleza.
Esta problemática ha sido abordada desde el siglo XVII donde la máquina se convierte en la metáfora que preside la concepción de la propia naturaleza. El hombre mismo será reinterpretado como máquina (La Mettrie, 1748). En la actualidad pueden identificarse dos tendencias en la concepción de la técnica: los «humanos-máquinas» y las «máquinas-humanas», en otras palabras, la disposición del humano hacia la máquina y la tendencia de la máquina el humano. No obstante, ambas posiciones siguen manteniendo una distinción taxonómica entre el cuerpo –o lo orgánico- y lo maquínico, lo que implica una consideración de esta relación de manera extrínseca.

Frente a esta tensión Haraway propone el concepto de Cyborg: «un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción». Esto conduce a replantear la distinción entre “animales/hombres/máquinas”, entendiendo a los mismos como expresiones de naturaleza, cultura y tecnología respectivamente. Nuestra investigación parte de la hipótesis que la técnica diluye diferencias de orden natural y cultural a través de los objetos técnicos que son ineludiblemente productos culturales.